Estoy estudiando FP superior de Educación Infantil. Cuando termine, este año, y haga mis prácticas estoy segura de que, aunque no seré maestra, en alguna ocasión me llamarán «Profe».
Cuando empecé a estudiar tenía claro que no quería ser maestra, ni profe. Pero no hay otro nombre para las personas que enseñan, me llamarán así. Porque tenemos docente, maestro/a, profesor/a…. ah! Sí¡ También existe Educador/a!! 😉 Eso ya me gusta más, aunque estoy segura de que no es la palabra que más usas para hablar de los que enseñan/educan a tus hijos/as cada día, me equivoco? Y yo me pregunto, ¿Porqué? Para mi tiene un significado mucho más cercano a la realidad, y tanto tú, como madre/padre, como yo como educadora, tenemos la misma tarea hacia esos peques que nos unen; educar.
Ese es el tema que me hace reflexionar hoy. Que, en la actualidad, el significado de enseñar, transmitir y educar está muy distorsionado , o eso me parece.
Existen una gran variedad de modelos educativos y formas de transmitir conocimientos y valores a los/as menores (me centraré en ellos/as) y esto crea una crítica expectante.
Principalmente hablo de cómo se enseña, y qué se enseña, porque según la respuesta pensaremos una cosa u otra del profesor o de la profesora. Lógico y natural. Aunque a veces se nos olvide que estos/as actúan según un proyecto educativo de centro… Pero prosigamos.
No quiero ser profesora, no quiero ser docente, no quiero ser maestra, porque hoy en día la imagen social que se tiene de estas es , de forma general, espantosa.
En mi opinión esto se basa en varios aspectos y uno de ellos es que no tenemos claro que la docente o profesora también educa. Existe mucho debate entre …
y perdonar a aquellas/os que no opináis como yo pero, la respuesta es la misma. En ambas estamos educando. Cuanto más se separen estas «formas educativas» peor será para los/as pequeños/as. No existe esa gran diferencia, o más bien, no debería existir tanta diferencia.
Mientras estudio el ciclo voy encontrándome con mucho temario en el que se habla de la necesidad de la continua comunicación entre familia y escuela (se ve que se le da más importancia en la primera y segunda infancia) ya que sin ella no se podrá realizar un buen desarrollo de habilidades y capacidades del/de la menor. Me parece lógico.
Son ambientes muy diferentes, el aula y el hogar, pero no significa que en el hogar no ejerzamos de maestras, o que en el aula no ejerzamos modelo de imitación y responsabilidad afectiva.
«Esta es mi profe, tan solo es un medio para conseguir conocimientos y desarrollarme lo mejor posible»
Por un lado creo que deberíamos, como familiares, comprender que pasan horas con sus maestros/as y que los niños y las niñas aprenden continuamente, al lado de su profe, pero también al tuyo propio. No debemos juzgar más a los/as profesores/as que a nosotros/as mismos/as.
Por otro, cuando una persona es educador/a no puede tener interiorizado al pie de la letra que sólo debe cumplir los objetivos el Proyecto Educativo del Centro, si no que debe comprender que es una extensión de la familia de cada niño/a, aunque en su «lugar de trabajo» el acercamiento a los alumnos/as deberá ser cercano, afectivo, de confianza y honesto.
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Recuerda que aunque no quieras siempre estarás educando, porque los/las niños/as lo observan todo, aprenden por imitación gran parte de sus formas de actuar y de ser…
Por eso no quiero ser «profe». Quiero ser educadora, quiero ayudar a las familias en la educación de sus pequeñas/os.
No me quiero basar en conocimientos y contenidos académicos estrictos. Cuando ejerza alguna profesión educativa quiero ser una extensión de la familia, otro modelo de imitación, una fuente de información y experiencias placenteras, quiero participar en el crecimiento de tu hija/o.
Mónica Lemos ha dicho
Si Yolanda, es inevitable!! pero es eso, la lucha por cambiar los prejuicios, hay que intentarlo, no? jaja, muchas gracias por tus buenos deseos y por pasarte y dejar un trocito de ti , de corazón 🙂
Mónica Lemos ha dicho
jajajaja, de verdad te lo creías? bueno, en realidad no miento y luego me explico, creo que bien, no? Muchísimas gracias Andrea, demasiado halagada me siento!! gracias de corazón, me alegra que pienses así de mi. Un abrazo gordo maja!
MI PADRE ES GUAPO Y MI MADRE ES LISTA - Blog para Padres Inquietos ha dicho
Mucha suerte en tu formación como educadora, pero es inevitable que los niños te llamen profe, es algo tan arraigado que costará generaciones cambiarlo. Así que no se lo tengas en cuenta si lo hacen.
Un besazo!
Andrea Goro ha dicho
Muy interesante, Moni. Menos mal que has explicado en el artículo el por qué del título; me había quedado un poco en plan: "¿cómo? ¿que no quiere ser profe?" jajaja Ahora ya entiendo a qué te referías.
Sólo digo una cosa… con la vocación, dulzura y energía que tienes, ojalá "eduques" a muchas personitas 😀
Un abrazo